Queda un minuto para media noche. Los hechizos esperan a ese momento misterioso en el que magia y realidad se confunden.
Tres rituales he realizado en el intervalo de 5 minutos: purificar mi botella de agua y mi cristal protector que me regaló Nuria Fuertes, quemar un papel con todo lo que quiero olvidar (personas incluidas), y la pirámide con las monedas para atraer el dinero.
Queda un cuarto ritual, madrugar mañana para no tener sueño el resto del año.
Creo, por supuesto, en el creer, en la fe, en la atracción de aquello en lo que te enfocas y es coherente con ser supersticiosa.
Fuego y agua. Los dos limpian y purifican. Me dejo llevar por una atmósfera misteriosa que me envuelve, esta noche tengo el presentimiento de que voy a tener sueños premonitorios. Estoy deseando conectarme con mi inconsciente para ver qué me dice.
Me abandono a los brazos de Morfeo.
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